viernes, 14 de marzo de 2014

Y paso una estrella fugaz

Y paso una estrella fugaz… dejando a la vista una luminosa estela que escribía en el firmamento una historia, una vida, un pasado. Surcando en la oscuridad del universo se convertía en la envidia más insana de cada estrella, ellas, estáticas en la nada añoraban la vida de aquel pequeño fragmento que circulaba en la libertad de quién tiene alas, dejando a su paso una luminosa luz que mostraba la evidencia de su existencia.


Aquello que anhelaba los cuerpos celestes era la maldición de aquella pequeña y frágil estrella fugaz, bien era cierto que su libertad no estaba sujeta a las cadenas opresoras de un punto confinado en el infinito, pero bien es cierto que, ante su cuerpo solo se encontraba la oscura indecisión y temor de sentirse perdida. La más densa negrura cubría su mundo, y una gran luz invisible deseaba conquistar la suerte de todos los sueños que nacían y esperaban paciente en su mundo interior.

El tiempo pasaba y pasaba, en su camino la negrura apagaba y mataba todos los sueños que parecían no querer llegar, asesinados por la propia estrella fugaz que transformaba el deseo en desesperación para luego convertirse en el cuchillo arrojadizo de la desesperanza. Pasó el tiempo y la imperiosa necesidad de un poco de calor y luz, la hizo desear acariciar su estela, esa luz que dictaba los trazos de su historia, momentos de calidez y luz, lleno de verdades y mentiras, pues posiblemente, en la desolación de su tristeza desterró lo malo para mentirse y crear solos recuerdos con final feliz. De este modo y decidida a revivir esos falsos y reales momentos, comenzó a dar vueltas sobre si misma con el objetivo de alcanzar y conquistar su estela.  Todos sus intentos fueron infructuosos y durante generaciones dio vueltas y vueltas con el objetivo de alcanzar lo inalcanzable, conquistar un pasado en un futuro… hasta que su luz se apagó formando parte de esa oscuridad tan temida y de la que tanto intentaba huir, aquella que formaba su universo.

La moraleja de esta historia es que la estrella fugaz es como la vida, dejamos en nuestro camino un pasado, momentos buenos y malos, construyendo de manera natural e irremediable un tiempo imaginario que aún está por llegar, un lugar lleno de grandes momentos, dejando aislado todo aquello que no es tan bueno. Ocurre  que, cuando de camino al intento de ese deseo de vida nos encontramos con dificultades, mayores o menores,  el desasosiego se hace dueño de nosotros  transformando el Edén de nuestra ilusión en un infierno gobernado por un cruel destino, olvidando que, cuando una meta cae completamente bajo las lanzas de la derrota, si miramos al horizonte más lejano siempre se vislumbrará una pequeña luz que desea ser conquistada… pero, a veces miramos hacia ese horizonte como miopes, por lo que intentamos alcanzar aquello que ya vivimos y que nos hizo sentir feliz, el pasado, pero, lo vivido, vivido queda.

martes, 25 de febrero de 2014

Tu carretera.

El oscuro asfalto vestía de un manto tenebroso unas líneas que prometían el destino hacia un lugar desconocido pero ansiado, lleno de melodiosas promesas creadas en la imaginación de aquel que sueña con acariciar los trazos de las estrellas.

Día a día, caminaba sobre el negro desierto vestido de carretera sin el desasosiego de perderse, ¿de qué preocuparse? Tan solo debo seguir el camino marcado, pensaba felizmente mientras mil soles y mil lunes saludaban a los pasos que quedaban atrás sin vestigio de existencia.



En su mente descansaban miles de interrogantes sobre aquella carretera, ¿cómo será su final?, ¿qué me encontraré?, como decía, muchas preguntas, cero respuestas, muchos sueños y no hacerse la pregunta adecuada, ¿hacia dónde quiero ir?

Debía de ser otoño, pues las hojas amarillas devoraban el frío asfalto mientras su pies lloraban de cansancio cuando en un instante, al mirar el frente, creyó ver un espejismo, se frotó los ojos, pero esa imagen seguía ahí, fija e inamovible, no se evaporaba como las pesadillas que gritaban sus miedos ocultos cada vez que la luna reinaba a las estrellas. Ante su presencia la carretera mostraba una bifurcación, dos caminos que podía tomar, izquierda o derecha, su cabeza haciendo bruscos movimientos buscaba desesperadamente un cartel que indicara claramente qué camino tomar…. Pero no encontró ninguno, ante si, una carretera con dos caminos hacia lo desconocido, ¿hacia dónde debo ir?...se preguntó… otra pregunta equivocada…  ¿qué camino tomó?, la respuesta quizás no importa tanto sino volvió a plantear la pregunta adecuada, ¿hacia dónde quiero ir? 

miércoles, 15 de enero de 2014

Las líneas de una vida...

En la inmensa oscuridad de la noche, un clandestino sueño señalaba un tenue horizonte tintado por grandes trazos de vanas pero ansiosas esperanzas. Su cerebro hacía mover aquel varado cuerpo hacia aquellas náufragas promesas de azules y verdes paisajes donde un sol nunca dormía.

Pero en su mundo, su sol si descansaba, y  este despertándose le daba los buenos días con radiantes rayos de luz sobre unos ojos que no deseaban abandonar aquel fantástico y feliz mundo donde los sueños pierden el significado de irrealidad. Devorando un pequeño desayuno añoraba la llegada de una nueva noche que le recordaría que su entonces, su ahora, era tan solo una infumable pesadilla.

Recogió los cartones que cada noche se disfrazaban de mantas que luchaban por alejar los dolorosos fríos de Agostos y Diciembres y comenzó a caminar sin destino fijo, tal como hacía cada día desde hacía más de diez años.

Su cuerpo se movía a rápidos pasos por un mundo habitado por gigantes de cristales y calzados por duro asfalto, mientras que su mente buscaba imágenes de una vida que no era la suya. Sus pies invadieron un parque lleno de jóvenes sonrisas que se ocultaban en juegos tras los altos árboles, sin esperarlo una blanca y azul pelota fue a descansar a sus pies a la vez que ella rescataba su mente de un mundo de ilusiones, transportándolo a la realidad. Se agachó y la tomó entre sus manos, una tímida y corta sonrisa salió de su boca al recordar su niñez y ser conocedor que una pelota muy parecida ocupó tardes enteras llenas de juegos, mirando al frente pudo observar como un niño de unos siete años lo observaba con cierto temor y con una mirada que gritaba lo mágico de la niñez, lo ilusorio de la vida. Aquella pelota volvió a las manos de su sueño a la par que el protagonista de estas líneas recibió el regalo de miles de recuerdos, así pues, motivado por ellos, sus pies avanzaron por la ciudad que un día lo vio crecer, aquel cine que visitaba cada domingo con sus padres, aquel estanco donde las golosinas se convertían en su mejor amigo, aquel viejo rincón que fue testigo de su primer beso o de aquellos bares que cerró con sus amigos sábado tras sábado. Todos esos  recuerdos era aquello con lo que soñaba cada noche, pequeños destellos de felicidad que ancló como un destino inalcanzable.

Ese día, algo en su interior se encendió, ya no importaba la triste historia que llevaba atada a su espalda, tampoco sabía que hacer pero si lo que quería, luchar por vivir para volver a recordar el último día de su vida todos aquellos destellos de felicidad que iluminarían su final con una sonrisa. 

El significado de esta historia es muy simple, vive la vida real y no pierdas el tiempo imaginando aquello que no es, el protagonista de esta historia, entendió que ninguna vida es perfecta pero de nada sirve lamentar lo que no es, porque mientras lo haces, el tiempo avanza sin preguntarnos si queremos acompañarle, y al final de nuestra historia es más importante repasar las líneas que la forman que lamentarse por tener un libro en blanco lleno de breves notas escritas con lágrimas.

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